El caminante.
Después de leer sus aclamados El almanaque de mi padre y Barrio Lejano, aconsejado por un amigo, me aventuré a leer El caminante y debo decir que nunca un cómic del que no sabía gran cosa me ha dejado tan sorprendido y emocionado. Utilizando la cultura del Haiku como estructura, Taniguchi nos cuenta varias historias protagonizadas por el mismo personaje, historias que nos invitan a reflexionar sobre la belleza de la naturaleza y de las pequeñas cosas que nos rodean, un cómic que "sin contar nada" consigue que valoremos cada instante, disfrutemos de los placeres que nos brinda la vida y nos la tomemos con más calma. Todo esto carecería de sentido sin el apoyo de unos dibujos minuciosos hasta en el mínimo detalle, que llegan a abrumar en muchos momentos, que no hacen sino enfatizar toda esa belleza y hacernos partícipes de ese sentimiento.
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